jueves, 17 de julio de 2014

LA OLLA DE SAN VICENTE Y RÏO DOBRA


La Olla de San Vicente

Pocas veces la montaña nos deja ver una piscina caudalosa y profunda. La Olla de San Vicente merece visitarla. No Engaño a nadie, el baño está garantizado y la belleza del lugar también. 

El río Dobra es uno de los más verticales de la orografía asturiana. Nace en la vertiente leonesa de los Picos de Europa y termina su recorrido cediendo sus aguas al Sella. A pesar de que su recorrido es corto, permite distintas opciones para disfrutar para disfrutar de la naturaleza. En su cuenca más alta solo es apta para el barroquismo, creando una garganta estrecha y escarpada.

Garganta del Dobra
Pocos kilómetros antes de su llegada a Tornín, en Cangas de Onis, el río atraviesa parajes con gran belleza de Amieva. En este último tramo el Dobra se tranquiliza, encuentra el terreno llano y abierto por el que nosotros emprenderemos la ruta caminando.

Río Dobra
Bautizado por los celtas como "Dubran", que significa "agua", el río tiene un nombre propio que le viene al pelo. Durante la excursión descubrimos lo mejor que un río puede ofrecernos, por que en pocos lugares como éste se le rinde mejor tributa a la naturaleza y al liquido de la vida. Por muchas que sean las palabras escritas y los argumentos empleados, después de este paseo de montaña nos quedaremos con "Dobra". Ya desde el inicio de la ruta donde dejamos el vehículo y asta la Olla de San Vicente fuimos encontrando pozas y ollas profundas y claras que va llenando el agua en movimiento, con una vitalidad extraordinaria.


En nuestro pequeño paseo vimos todas las posivilidades del aseo del ser humano. bañeras, duchas en forma de cascadas, jacuzzis, piscinas....Alrededor crece la vegatación, aseada y nutrida por la misma agua del río Dobra.


Durante el camino observamos amplias manchas de bosque autóctono floreciendo en las orillas. Fresnos, arces, olmos, alisos, sauces, abellanos....Según vamos ascendiendo aparecen los castaños, robles y la haya.
Hemos visto en esta ruta agua y flora en estado puro y todo ello salpicado de montañas. El río Dobra conserva las aguas cristalinas entre otras cosas porque está libre de todo tipo de contaminación, no teniendo en su cuenca hidrográfica ningún asentamiento humano. Es por ello que la ruta que hacemos y que describo conlleve un extremo de respeto. Recomiendo que cuando se pase por allí no se haga nada por cambiar su condición natural ni su limpieza, después de nosotros vendrán otros que quieran encontrar el Dobra y sus orillas intactas, como si fuera un legado cercano de los majestuosos Picos de Europa. Dejad la huella, pero solo de tus botas. Tenéis que saber que una vez en la Olla de San Vicente la naturaleza se pone a nuestro alcance para quitarnos el sudor y quizás el extrés.

Buen baño en la Olla de San Vicente
Además  de la gran extensión de la laguna, en algunos puntos el agua supera los cinco metros de profundidad. Vaya si disfrutamos del baño.
Si bien las cristalinas aguas nunca llegan a estar calientes del todo, entre junio y septiembre están en su mejor momento para el baño y nadie saldrá defraudado. Se convertirá en una auténtica  experiencia.
Desde Pola de laviana cogemos la carretera a Nava y a Cangas de Onís y aquí con dirección al Puerto del Pontón, y a unos seis kilómetros, después de pasar un pueblecito que se llama el Tornín encontramos a la izquierda de la carretera un restaurante-venta, justo antes de cruzar el puente sobre el río Dobra. Si es temprano se puede dejar el coche allí mismo (nosotros llegamos sobre las 10,30). Muy cerca se inicia el camino.

Iniciando el camino
El tiempo de la ruta es de unos 30 ó 40 minutos (a nosotros nos llevó más de una hora), el calzado debe ser cómodo pero no hace falta nada especial. La primera parte  del recorrido discurre al lado del río Dobra por una pista y luego pasará a ser un sendero.
El camino está perfectamente trazado hasta la Olla de San Vicente y no hay ninguna pendiente de mención. Además de la belleza del río y de la naturaleza que nos rodea, encontramos a nuestro paso ejemplos de arquitectura tradicional en forma de cabañas, y alguna construcción más antigua como el puente de piedra romano o Puente Viejo, podemos entretenernos observando el curso del río Dobra y la belleza del lugar.


No nos desviamos aquí, seguimos el camino donde lo habíamos dejado,siguiendo al lado del río. Continuamos por la pista hasta desembocar en un pequeño valle denominado La Pandiella, donde hay unas cabañas, pradera y una pequeña pomarada. A escasos metros (unos cinco minutos) el camino se estrecha hasta formar una senda pegada al río y labrada en caliza.


Llegamos a la altura de unas bonitas cascadas. Un poco después atravesamos un túnel de alisos y avellanos y llegamos a la Olla de San Vicente. Sobre ella descubrimos una explanada adornada con frondosos tilos, un buen lugar para comer nuestro bocata o iniciar los preparativos para darse un buen baño.


Álbum de fotos




Ver el trabajo del pájaro carpintero











FIN





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